Respirar para recuperar el control: meditación y adicciones en la era digital

Publicado el 10 de septiembre de 2025 en DiscapacidadArtículos CientíficosInformación General

La adicción a los videojuegos en línea, conocida como Internet Gaming Disorder (IGD), se ha convertido en un desafío creciente para la salud mental. No solo afecta la vida social, académica o laboral de quienes la padecen, sino que también puede complicar aún más la realidad de las personas con discapacidad, quienes en muchos casos encuentran en los videojuegos un espacio de interacción, entretenimiento o incluso inclusión, pero también un riesgo si ese uso se vuelve excesivo y problemático.

Un estudio reciente en China quiso explorar una alternativa distinta a los tratamientos tradicionales: la meditación mindfulness. A simple vista puede parecer que sentarse a respirar y prestar atención al presente poco tiene que ver con una adicción tecnológica, pero los resultados fueron sorprendentes.

Los investigadores trabajaron con adultos diagnosticados con IGD y los dividieron en dos grupos. Uno practicó sesiones de mindfulness, enfocadas en observar los pensamientos y emociones sin dejarse arrastrar por ellos. El otro grupo realizó ejercicios de relajación muscular progresiva, una técnica clásica para liberar tensión física. Tras varias semanas, ambos grupos mejoraron, pero los practicantes de mindfulness mostraron una reducción mucho mayor en sus ganas de jugar y en la intensidad de la adicción.

Lo más interesante fue lo que ocurrió en el cerebro: mediante neuroimágenes se comprobó que la meditación modificó la actividad en regiones vinculadas al control de impulsos y al deseo, ayudando a que las personas pudieran regular mejor sus respuestas frente al estímulo de jugar.

¿Y qué tiene que ver esto con la discapacidad?

Mucho. En personas con discapacidad intelectual, motora o sensorial, los videojuegos a menudo son una herramienta de socialización y disfrute, pero también un espacio donde puede aparecer la adicción. Aquí es donde el mindfulness ofrece un horizonte muy valioso: no se trata de prohibir o restringir de manera rígida, sino de fortalecer recursos internos que permitan un uso equilibrado, fomentando la autonomía y el autocuidado.

Para quienes acompañan a personas con discapacidad (familias, profesionales o cuidadores), esta investigación sugiere que introducir prácticas sencillas de atención plena puede ser un complemento útil. No requiere equipamiento costoso ni grandes adaptaciones, y puede practicarse en grupo o de forma individual, ajustándose a diferentes niveles de capacidad.

La gran lección es que el mindfulness no solo ayuda a manejar la adicción a los videojuegos en adultos sin discapacidad, sino que también abre una posibilidad real de intervención inclusiva, accesible y respetuosa de la diversidad. En un mundo hiperconectado, este tipo de herramientas puede marcar la diferencia entre caer en un uso compulsivo o disfrutar de los videojuegos como lo que deberían ser: un espacio de ocio, diversión y conexión positiva con los demás.

Bibliografía y documentos de interés