¿Qué son los factores de riesgo y protección?

Publicado el 20 de noviembre de 2023 en Opinión

Cuando hablamos de factores de riesgo y protección en el consumo de sustancias nos referimos a esas características personales o ambientales que pueden hacer más o menos probable la aparición de una adicción.

Hablar de factores de riesgo y protección supone entender que no hay relaciones causales estrictas en las adicciones. Ya sabéis, los clásicos mensajes que hemos escuchado durante muchos años sobre que si consumes esto, pasa esto otro. Hablar de factores implica entender que en una misma persona se dan vulnerabilidades que pueden derivar en adicción, pero también potencialidades que le pueden llegar a permitir pasar por consumos, incluso desadaptativos, sin que ello implique acabar padeciendo una adicción. En definitiva, permite organizar la base del entendimiento de la adicción en dos grandes categorias que van a ser complementarias y, por tanto, entender las adicciones como lo que son: una realidad que implica experiencias y matices complementarios.

Así, los factores de riesgo serán aquellos que forman la base sobre la que se construirá una posterior adicción. Por lo que si estos se encuentran en la base, la primera mirada hay que ponerla en el entorno en que la persona se ha desarrollado, su infancia y juventud, las relaciones parentales e intrafamiliares, los estilos educativos en el hogar o en la escuela, las experiencias de violencia y si existen procesos migratorios complejos.

Sin embargo, estaríamos faltando a la verdad, a la luz de la historia, si omitiéramos como factor de riesgo el desarrollo de todos estos elementos en un entorno deprimido. No podemos negar que hay una distribución territorial del consumo de sustancias psicoactivas. Si miramos desde el retrovisor, podremos reconocer como una de las grandes epidemias de adicción que ha vivido nuestro país, que convenimos en denominar “La crisis de la Heroína” se desarrolló en las periferias de las grandes ciudades españolas. Mirando al presente, no podemos obviar que las múltiples imágenes que se nos muestran sobre “La Crisis del Fentanilo” (no somos especialmente originales poniendo titulares, como veis) son siempre en las mismas zonas, en los mismos barrios.

Bautizar con determinados nombres a estas problemáticas ha servido mucho a esos clásicos mensajes que estamos acostumbradxs a escuchar, porque si hablo del problema de la heroína o de la crisis del fentanilo ofrezco en mi titular a los culpables. Pido a gritos que se establezca una asociación simple entre las crisis sociales y las drogas. Lamentablemente, como en la vida, esto no es tan sencillo. Hoy tenemos evidencia de que un espacio urbano diseñado sin planificación, cuyos márgenes se han construido desde la pasividad política, dedicado a albergar en el mínimo espacio a los grupos más empobrecidos, pueden suponer el caldo de cultivo para la consolidación de una adicción.

Pero, estamos hablando de factores de riesgo y protección, sería tendencioso argumentar solo los que tienen que ver con el riesgo. Volviendo a nuestros originales titulares de la crisis de la heroína o la crisis del fentanilo, vemos, a la luz de los factores de protección, que hay personas que usan estas sustancias, cuya disponibilidad de recursos materiales y personales les permiten no entrar en esa crisis, por mucho que estén consumiendo la misma sustancia que la ha generado. Así se demostró en los barrios enriquecidos de las ciudades españolas durante los 80 donde se consumía heroína y cocaína y cuyos consumidores no contribuyeron a engrosar las filas de tratamiento, y así se está viendo en EEUU con el fentanilo.

Por lo que, visto desde este binomio, podemos analizar individualmente que factores de riesgo y protección tenemos nosotrxs, cómo se relacionan entre ellos, y como disminuir unos y amplificar otros.