Prácticas Sexuales de Riesgo y Consumo de Sustancias
Diferentes estudios señalan que las conductas de riesgo asociadas al uso de drogas, la conducción de vehículos o las relaciones sexuales sin protección suelen mantener relaciones entre ellas y estar determinadas por categorías transversales como el género (Best, Rawaf, Rowley, Floyd, Manning y Strang, 2001).
Como ya mencionamos en nuestra entrada Factores que Contribuyen en los Problemas de Adicción, cuando nos encontramos con una persona que se encuentra en un proceso de adicción o que está comenzando a tener conductas de riesgo relacionadas al consumo, debemos tener en cuenta los Factores contextuales, sociales y psicológicos que rodean a la persona.
Drogas vinculadas a prácticas sexuales
Los poppers, tienen un efecto especifico relajador de los músculos lisos del organismo, por lo que facilitan la penetración anal. El popper es muy volátil (pasa rápidamente a forma gaseosa a temperatura ambiente) y se utiliza inhalándolo directamente desde un bote de cristal. En dosis excesivas o en personas no acostumbradas puede producir efectos secundarios como dolor de cabeza o taquicardia y general tolerancia entre consumidores habituales.
El GHB parece tener cierto efecto sobre la esfera sexual (incrementa la sensibilidad táctil, facilitar e incrementar el orgasmo, etc.) aunque estas propiedades no han sido estudiadas desde un punto de vista científico.
El uso recreativo de metanfetamina cristalizada (crystal, ice). Su facilidad para reducir las inhibiciones y mejorar el rendimiento sexual parece relacionar esta sustancia con un incremento de infecciones de transmisión sexual.
La prevención desde la etapa adolescente en cuanto a los riesgos que tiene llevar a cabo el consumo de sustancias con objetivos sexuales, es la clave para reducir este tipo de conductas de riesgo.