
Reducción de daños y envejecimiento: desafíos en personas consumidoras de sustancias

El envejecimiento en personas consumidoras de sustancias está marcado por una compleja interacción entre factores de salud física , salud mental y condiciones sociales que agravan la vulnerabilidad. Según un estudio publicado por la UNAD el año pasado, el envejecimiento prematuro en esta población no responde únicamente al uso prolongado de sustancias, como desde algunos discursos biomédicos cabría esperar, sino que está profundamente influenciado por contextos de sinhogarismo , violencia de género y exclusión social.
En este apartado del estudio se sacan algunas conclusiones esclarecedoras derivadas de grupos focales de personas profesionales y personas en contextos de consumo y pobreza. En ellos se cómo la pobreza , la marginalidad y la falta de acceso a recursos básicos desempeñan un papel fundamental el deterioro físico y emocional. Este deterioro se traduce en problemas de movilidad, como patologías óseas, y en una calidad de vida que se ve aún más reducida por la falta de servicios especializados, como fisioterapia, podología…
Otro elemento clave en el envejecimiento que se detecto fue la salud mental , la mayoría de las personas participantes subrayaron que los problemas no siempre derivan directamente del consumo, sino de las condiciones en las que se vive. El estrés , la ansiedad y la autopercepción de fracaso, alimentados por la falta de expectativas y oportunidades, son los principales detonantes de un deterioro psicológico significativo. Esto se agrava en el caso de las mujeres y personas de género no normativo, quienes enfrentan, además, violencias estructurales y de género que aceleran el envejecimiento y el desgaste físico y emocional.
Otro aspecto clave del estudio fue la identificación de barreras para el acceso a servicios residenciales adecuados. La exigencia de abstinencia en muchos modelos residenciales excluye a personas en consumo activo , perpetuando el estigma sobre las personas consumidoras de sustancias y limitando el acceso a recursos esenciales. En este sentido, modelos como Housing First , que no imponen condiciones de abstinencia, se señalaron como efectivos al proporcionar estabilidad habitacional y mejorar los hábitos de autocuidado.
Por último, el estudio destacó la necesidad de evolucionar en la reducción de daños para responder a las necesidades específicas de las personas mayores consumidoras como una población más en la mirada interseccional. Esto incluye ampliar la oferta de servicios de acompañamiento, garantizar un enfoque menos medicalizado y combatir el edadismo y el estigma presentes tanto en las instituciones como en la sociedad en general..