Barreras en el acceso a tratamiento. Perspectiva de clase y transcultural.

Publicado el 13 de noviembre de 2023 es Noticias

Si bien el consumo puede aparecer en todos los sectores laborales, los centros orientados a la abstinencia no parecen estar diseñados para todos los sectores. Es por esto que, aquí hay que añadir otro de los escollos constantes que nos hemos encontrado durante el proyecto: los horarios de los centros. De la misma forma que la red de atención parece estar dándose cuenta de la necesidad de aplicar la perspectiva de género para garantizar el igual acceso a la salud, debemos aplicar esto mismo con la perspectiva transcultural y de clase.

Sabemos que los trabajos más precarios, como son la hostelería o la construcción, presentan excesos en el horario de trabajo, no remunerados ni compensados, además de falta de permisos laborales y un importante grado de dependencia de los trabajadores a sus empleadores (Formas de la precariedad laboral | ISTAS, s. f.). Por tanto, personas cuya fuente de ingresos sean este tipo de trabajos tendrán mucho más complicado acudir a un centro en horario de mañana (que es el horario estándar para la inmensa mayoría de centros de España). Si, además, añadimos los sectores de limpieza y cuidados a mayores/niños/as, las mujeres con menos ingresos tendrán el doble de impedimentos para acudir.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la población migrante ocupada en España está presente en un 28% los puestos de cualificación más baja, apenas un 2,5% trabajan como asalariados y un mayor porcentaje de temporalidad de contratos. (Ramón Mahía Casado & Medina Mora, 2022). Por lo que estos horarios supondrán una barrera de entrada específica para la población migrante.

Los factores de riesgo ambientales están presentes en la posibilidad de consumo de sustancias en cualquier nivel de ingresos o desempeño laboral. Nos encontramos en una época en que la productividad tiene un alto valor social y en la que el mercado de trabajo es tan competente que puede permitirse degradar la calidad de sus puestos porque siempre habrá alguien que los desempeñe en post de no quedarse atrás en la carrera. Esto redunda en que las personas tengan que rendir más, trabajar más horas (o para más empleadores) para conseguir llegar al mismo poder adquisitivo de hace años. Y este aspecto podría explicar el aumento de consumo de estimulantes respecto a los clásicos consumos de opiáceos que vimos en nuestro país en las décadas de los 80 y 90.

Para los consumos que parten de este tipo de situaciones, en los sectores de población con ingresos más bajos el tratamiento no podrá suponerles un gasto añadido. Esto explica que, a pesar de preguntar de forma explícita a las personas que llaman al canal de atención queriendo iniciar tratamiento sobre si desean información de entidades públicas o privadas, prácticamente la totalidad de personas respondieron que buscaban información sobre centros públicos. Que ofrecen asistencia psicológica gratuita y atención médica especializada de manera periódica. Ambos elementos necesarios en la superación de un consumo problemático.