El negocio del juego y los enclaves populares

Publicado el 31 de octubre de 2025 en NoticiasAdicciones sin sustancia

En el barrio madrileño de Usera, las casas de apuestas se han convertido en una presencia constante y asfixiante. Según datos publicados por El Salto Diario, el distrito figura entre los más golpeados por la expansión del juego junto a Carabanchel, Puente de Vallecas y Tetuán, todos ellos barrios obreros donde la renta media apenas supera los 11.000 euros anuales. Las calles de Usera, especialmente la avenida de Marcelo Usera, concentran una densidad de locales muy por encima de la media de la ciudad. Allí donde antes había bares o pequeños comercios, hoy abundan salones de apuestas que convierten el espacio público en un escaparate del azar y la desesperanza, especialmente para los jóvenes del barrio.

Las consecuencias sociales son palpables. Las denuncias reiteradas a las casas de apuestas de Usera por diversas irregularidades administrativas y de seguridad es otra muestra de la débil supervisión que permite que el negocio del juego opere al límite de la legalidad. La falta de control efectivo se traduce en un entorno donde la ludopatía y el endeudamiento crecen silenciosamente, afectando a familias que ya sufren condiciones económicas precarias. Este fenómeno no sólo erosiona la convivencia vecinal, sino que también transforma el paisaje urbano y desplaza el pequeño comercio.

El problema, no es sólo de consumo, sino de modelo urbano. En un reportaje sobre la proliferación del juego en Madrid, de este año, podemos leer que sólo en Usera se amontonan 34 locales de apuestas, lo que equivale a una tasa de unos 24 por cada 100.000 habitantes (El Periódico del Voluntariado, 2025). Una cifra que revela la magnitud de un negocio que crece allí donde la vulnerabilidad es mayor. Frente a ello, los vecinos reclaman políticas públicas que impongan límites reales, mayores controles y alternativas de ocio para la juventud.

Lejos de ser una casualidad, la concentración de estos locales en distritos obreros responde a una estrategia perfectamente reconocible. El 76 % de las casas de apuestas de Madrid se ubican en los barrios con menor renta media por hogar, mientras que en las zonas más acomodadas la presencia de estos negocios es mínima (El Salto, 2021). El mercado del juego, por tanto, no se expande de forma neutral: busca territorios donde la precariedad, el desempleo y la falta de alternativas convierten a sus habitantes en clientela potencial. En ese sentido, la proliferación en Usera no es un fenómeno aislado, sino un síntoma de una desigualdad estructural que utiliza el ocio como trampa y convierte la necesidad en negocio.

Bibliografía y documentos de interés