Heroína

Descripción

La heroína es una droga sintetizada a partir de la morfina, derivada a su vez del opio que se obtiene de la planta Papaver somniferum. Se incluye en el grupo de los opiáceos.

Se presenta originariamente como un polvo blanco, inodoro y fino que, dependiendo del proceso de producción, puede presentarse con otro color y textura.

La heroína puede ser adulterada con quinina, lactosa, bórax, azúcar, almidón, etc., incluso se ha utilizado estricnina y otros depresores del sistema nervioso central como barbitúricos y sedantes.

Vía de administración

La heroína puede fumarse, inyectarse o inhalarse por la nariz. Las dos primeras vías de administración son las de acceso más rápido al cerebro y, por tanto, las que producen efectos de forma más rápida.

Metabolismo

La heroína activa un sistema de nuestro propio organismo denominado “sistema opioide”, que regula procesos físicos y psíquicos tan importantes como la sensación de placer, de satisfacción, el control del dolor y de las funciones respiratorias y cardiovasculares. Este sistema produce unas sustancias naturales llamadas “opioides endógenos” cuyos efectos son imitados en gran parte por la heroína.

Así, el consumo de heroína activa el sistema opioide de forma antinatural y produce cambios en el cerebro que obligan a la administración continuada de esta droga ya que, si se interrumpe, aparece sintomatología de síndrome de abstinencia.

Poco tiempo después de consumirse llega al cerebro, donde se convierte en morfina y se adhiere a los receptores opioides, dando como resultado una oleada de sensaciones agradables, calma y euforia.

Efectos

Efectos inmediatos

Inicialmente, se percibe acaloramiento de la piel, sequedad de boca y sensación de pesadez en las extremidades, en ocasiones seguidas de náuseas, vómitos y picor considerable. Posteriormente, se siente somnolencia durante varias horas, las funciones mentales se ofuscan, las funciones cardiaca y respiratoria se alteran, a veces hasta el punto de causar la muerte, según la dosis consumida.

  • FLASH (subidón), euforia, bienestar.
  • Supresión del dolor.
  • Náusea, vómito.
  • Ofuscación de la mente.
  • Depresión respiratoria.

Efectos con un consumo continuado

La supresión del consumo de heroína ocasiona la aparición del síndrome de abstinencia (conocido popularmente como “mono”). Se trata de un conjunto de signos y síntomas entre los que destacan: ansiedad, agresividad, midriasis (dilatación pupilar), lagrimeo, sudoración abundante, escalofríos, temblores, “piel de gallina”, diarrea, náusea, vómitos, embotamiento mental, hiperactividad locomotora y dolores articulares.

Es necesario tener en cuenta no sólo la sustancia en sí misma, sino también los adulterantes utilizados en su manipulación, los hábitos higiénicos precarios y las conductas y prácticas de riesgo a las que se asocia su consumo.

El uso crónico de la heroína mediante inyección provoca:

  • la aparición de venas cicatrizadas o colapsadas
  • infecciones bacterianas de vasos sanguíneos
  • abscesos y otras infecciones de la piel y tejidos blandos
  • enfermedades hepáticas, cardíacas y renales.
  • Tolerancia.
  • Adicción o dependencia.
  • Enfermedades infecciosas (VIH, hepatitis).
  • Infección del endocardio y válvulas del corazón.
  • Artritis y otros problemas reumáticos.

Disminución de Riesgos y Reducción de Daños

Los placeres heroicos dependen directamente de la vía de administración

empleada.

  • Con la vía intramuscular, la subcutánea o la esnifada no experimenta FLASH.
  • La vía intravenosa o fumada en papel de plata, permite disfrutar de esos mismos placeres y añadirles, además, los del FLASH.

La vía intravenosa es la más problemática. La vía fumada en papel de plata es la más segura pues tiene un potencial bajo para facilitar infecciones y provocar sobredosis.

Los objetivos que se pretenden trabajar para reducir daños son:

  • Fomentar que los usuarios abandonen la vía inyectada.
  • Fomentar que los usuarios que no abandonen la vía inyectada utilicen.
  • únicamente sus propias jeringuillas.
  • Fomentar que los usuarios que no utilicen únicamente sus propias.
  • Jeringuillas las desinfecten antes con lejía.

Puede haber personas que no sean capaces de modificar la vía de acceso, por lo que respetando la capacidad de decisión de cada cual y siguiendo los planteamientos de las políticas de protección de daños, se propone:

  • Acopio del material.
  • Escoger un espacio donde consumir.
  • Escoger el punto donde inyectarse.
  • Lavarse y mantener la higiene.
  • Preparar la inyección e inyectarse.
  • Recogida y mantenimiento de la higiene.
  • Cuidados posteriores (conviene cuidar la zona de punción de la vena).

Documentos y enlaces de interés

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